Conectarse con la mente del otro

Porqué alguien percibe imágenes o pensamientos de otras personas sin que en ello intervengan ninguno de los cinco sentidos es un enigma que, no por ello, deja de ser algo mucho más común de lo que la mayoría imaginamos. La telepatía influye en nuestra vida diaria y no hacen falta capacidades extraordinarias para que ello suceda. La investigación ha confirmado su existencia, aunque aún se buscan explicaciones sobre la base de su funcionamiento.

Telepatía es un término que procede de los vocablos griegos 'tele', lejos, y 'patheia', sensación. El investigador F. W. Myers, quien utilizó la palabra telepatía por primera vez en 1883, la definía como "la transmisión de impresiones de cualquier género entre un cerebro y otro, independientemente de toda vía sensorial reconocida".

“En palabras corrientes podemos decir que es la percepción de cualquier acontecimiento relacionado con alguien o la captación del pensamiento de alguna persona que se proponía expresarlo”.

Del primer experimento de telepatía que se tiene constancia es el protagonizado por la famosa pitonisa de Delfos, dado a conocer por Herodoto: Creso, rey de Lidia, que reinó desde el 560 al 546 aC, preocupado por la potencia de los persas, decidió averiguar cuál oráculo de los conocidos era el mejor para consultarlo sobre el tema. Así fue como, el mismo día, envió distintos mensajeros para consultar seis oráculos griegos y uno egipcio, con la orden de preguntar, al centésimo día de su partida: "¿Qué hace en estos momentos el rey de Creso, hijo de Aliate?"

Las respuestas debían ser anotadas y llevadas a Creso y así se hizo, pero sólo quedó registrada la respuesta del oráculo de Delfos: "Puedo contar los granos de arena, medir el océano; tengo oídos para el silencio y sé lo que dice el mundo. ¡Oh!, mis sentidos perciben el olor de tortuga con el caparazón puesto a hervir con carne de cordero; el recipiente es de rama y de ramas es la tapadera".

Creso contestó que la pitonisa de Delfos había dado una respuesta correcta, pues él mismo había tomado una tortuga y un cordero, los cortó en trozos con sus mismas manos y los puso a hervir en un caldero de ramas, cubriéndolo con una tapadera también de ramas.


La pareja telepática

Para que las fuerzas telepáticas funcionen y sea posible transmitir sentimientos o pensamientos a distancia (de mente a mente), es preciso un sentimiento afectivo entre los individuos involucrados o un acontecimiento altamente emocional.

Rober Amadou comenta al respecto: "La auténtica telepatía es más frecuente entre parientes y amigos que entre personas que no se conocen. Lo que importa ante todo es la armonía. No es posible imponer el pensamiento por la fuerza sino por la simpatía, la indiferencia afectiva es totalmente inhibidora; la afectividad es lo que rige la armonía telepática".

"Pero así como la indiferencia es el estado menos propicio para el establecimiento de una comunicación del tipo telepático, la antipatía, lo mismo que la simpatía, puede favorecer la existencia de esa relación".

En ocasiones puede haber un intercambio casi constante de información entre personas ligadas por una gran afinidad sentimental, sea cual sea la distancia a la que se encuentren. Los obstáculos materiales (edificios, montañas, etcétera) no dificultan las comunicaciones telepáticas, como tampoco parece hacerlo la distancia.

"Un hombre está al volante de su coche cuando, de pronto, siente en el pecho un dolor tan violento que se imagina que va a morir. Por una acción refleja salvadora logra detener el coche. El dolor desaparece casi inmediatamente. El hombre regresa a su casa un poco inquieto y resuelve consultar al médico. Suena el teléfono y le comunican que, en el mismo instante que había sentido aquel dolor, su hijo moría en la carretera, en accidente de automóvil, aplastando el pecho contra el volante".

He aquí un caso de telepatía espontáneo citado por Rhine, uno de los investigadores que más ha estudiado este tema, que demuestra la existencia de una facultad psíquica que nos permite captar cualquier tipo de contenido conceptual, emocional y hasta sensaciones corporales de otro individuo.

"Utilizando palabras corrientes podemos decir que es la percepción de cualquier acontecimiento relacionado con alguien o la captación del pensamiento de alguna persona y que, para que suceda en nuestras vidas, no hace falta ningún poder anormal o paranormal, puesto que una de sus características es que resulta casi siempre un hecho no previsto, espontáneo y del que está ajena nuestra voluntad".


De mente a mente

Todos, alguna vez, hemos experimentado lo que llamamos telepatía: cuando repentinamente recordamos a alguien y recibimos carta suya o toca al timbre de nuestra puerta; cuando hemos deseado que una persona se dé vuelta para mirarnos y lo conseguimos; cuando llamamos y el teléfono suena ocupado porque esa persona, a su vez, nos está llamando a nosotros. Normalmente a casos como éstos no les damos más que un valor anecdótico y decimos que han sido producto de la casualidad.

Rober Amadau, quien piensa que la telepatía no es privilegio sólo de los hombres sino que probablemente lo sea de la mayor parte de las especies animales, comenta que la misma (si bien es común a todos) "no se manifiesta, no funciona en todos con frecuencia e intensidad iguales".

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la creencia en la telepatía es tan antigua como el hombre, pero esa larga convivencia no ha hecho del 'puente mental' un fenómeno menos escurridizo, aunque ha tenido lugar en suficientes ocasiones -espontáneas y de laboratorio- como para que pueda asegurarse su existencia real.

"La autenticidad del fenómeno de la telepatía no puede discutirse más en la actualidad. He podido comprobar, por experiencia propia, que como se ha dicho ya en tiempos antiguos, la telepatía influye realmente en los sueños. Lógicamente, no diré que la ley que subyace en este fenómeno sea algo 'sobrenatural' sino, simplemente, algo que no podemos esclarecer en el estado actual de nuestro conocimiento", afirmó C. G. Jung.

Telepatía, lectura del pensamiento, transferencia de ideas, lectura de la mente... todos estos términos o expresiones significan la capacidad de impresionar la mente de otro individuo con un pensamiento o unas ideas definidas, sin pasar por el camino de los sentidos.

Pero lo mismo da si las personas que se comunican están a unos pasos de distancia o en puntos opuestos del planeta, siempre que el pensamiento de una pase a la otra cumpliendo dos condiciones: enviar sólo con la mente, recibir sólo con la mente.


Manifestaciones telepáticas

La experiencia telepática puede manifestarse durante el sueño o durante la vigilia en forma de pensamientos, imágenes mentales, alucinaciones visivas o auditivas, o como emociones repentinas e 'injustificadas'.

Según Franz Berman los mejores momentos para recibir una comunicación telepática son: "Al estar en cama, sumido en ese estado especial de semi inconsciencia que precede al despertar y podemos llamar mejor sopor, o bien, en el instante que se empieza a conciliar el sueño, cuando se produce una disminución de la conciencia". Misioneros, científicos y viajeros afirman haber sido testigos de cómo la telepatía es un medio de comunicación tan normal como para nosotros el teléfono, entre algunos pueblos de África Central, Brasil, Filipinas, Australia y Nueva Zelanda.

Es indudable que no estamos a la altura de esos pueblos en cuanto a transmisión mental, y que entre nosotros la telepatía aún es un fenómeno escurridizo; quizás, simplemente, porque es una capacidad que no hemos desarrollado. Y aunque reconocemos que la habilidad de algunas personas para recibir imágenes, pensamientos o sensaciones por medios ajenos a los clásicos 'cinco sentidos', es uno de los enigmas más fascinantes de la mente humana, no nos terminamos de creer que pueda suceder en nuestras vidas.


El sueño que salvó la vida de la señora Casas

Un día de 1980, en una comisaría de Barcelona, una mujer de 81 años solicitaba ayuda. Muerta de miedo y con palabras casi incoherentes contaba al funcionario de turno cómo había visto, en sueños, la cara de su vecino Rafael Pérez "contraída de terror" a la vez que oía, también en sueños, una voz que decía: "Van a matarnos".

El policía pensó en una pesadilla pero quedó intrigado por el hecho de que la señora Casas le comentó también que no veía al señor Pérez desde hacia unos diez días, cuando normalmente su vecino, de 56 años, iba a verla todos los días. Fuera de lo habitual entre ellos, esta vez el vecino le había escrito una nota comunicándole que se iba por un tiempo. La policía sólo tenía una duda: ¿Por qué Pérez no se lo había dicho personalmente?

Por suerte para estas personas la policía decidió investigar y como resultado de ello encontró al señor Pérez atado en un cobertizo de la azotea del edificio. Él contó que dos hombres habían entrado en su departamento, obligándolo a firmar 28 cheques, para ir retirando del banco sus ahorros.

Los individuos, que evidentemente conocían la estrecha amistad de la señora Casas con el señor Pérez, para evitar sospechas lo obligaron a escribir la nota mencionando su ausencia. Finalmente lo ataron y lo dejaron donde fue encontrado por la policía, no sin antes decirle que volverían para matarlo. Afortunadamente, la anciana captó los pensamientos de su amigo a través de un sueño.

Quizás el día que aceptemos los pensamientos, sentimientos y presentimientos que nos 'sobresaltan', podamos ver más claramente antipatías que no podemos explicar, encuentros o coincidencias sorprendentes y un muy largo etcétera.

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EL METODO SILVA DE CONTROL MENTAL


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